Encontrar cercania en los rituales cotidianos es necesario, es crear espacios para sentirse en lo conocido, tanto para David, Phoebe y para mí. El ritual de la mañana es escuchar a Phoebe pedir comida, caminar por la cama para despertarnos, y reclamar un poco por dejarla tantas horas sin atención. Algo que tenemos en común es que desdepertamos con hambre; en las mañanas cuando tenemos tiempo vamos a hablar con Adriana, la vecina que prepara arepas en un puestito en una acera del barrio, tiene una parrilla pequeña en donde cocina arepas de maíz y calienta el café desde la mañana, apenas para el frío bogotano.
Sus arepas son el preambulo de un descubrimiento, la forma mas práctica de empezar el día, con un tinto (café) y una arepa simple con sal mientras esperamos el alimentador que va a la estación de bus.
El café ya estaba endulzado con panela, habia quedado delicioso y levemente dulce. Al igual que para nosotros, el café es un punto de encuentro y conversación. Aquí hemos podido ver en la mayoría de las calles que hay una conversación entre la persona que vende el tinto y la persona que lo disfruta. La comida siempre es un espacio que baja las paredes y permite crear historias.
Estando en el puesto de Adriana, me siento en una en una de las sillas que tiene y ella se volvió a sentar a escuchar música, el espacio se prestó para que hablaramos un poco de las arepas en Colombia, que son variadas en cada región. A Adriana le gusta hacerlas solo con agua y el maíz, me habló de su trabajo, de Colombia, las elecciones y le hablé de Costa Rica, las distancias, y de la tortilla a la que estamos estamos acostumbrados allá.
Hablamos también de que en cada comunidad de esta ciudad hay siempre mucha comida en los alrededores y siempre hay productos tradicionales, como las arepas de maíz, a la plancha o fritas.
En la tarde, en la rotonda de la ciudadela conocimos a Paulina, una chica venezolana que llegó hace aproximadamente un año y medio a Bogota.
Ella trabaja todos los días en un puesto de arepas y comidas rápidas colombianas del centro del barrio. Ese día ella hizo las empanadas y las arepas del negocio, nos contó cómo llego a la ciudad y que algo que extraña mucho de Venezuela eran las arepas con endiablado, nos pareció curioso el término y hacía referencia a la tradicional arepa venezolana con jamón picante de una marca que pudimos reconocer por los comerciales en televisión internacional., “¡como el de los comerciales!” le dijimos, y seguimos hablando sobre Venezuela.
En sí hay cosas que consumimos que son tan relacionables con personas de otros lugares de Latinoamérica que estén a kilometros de distancia, como el maíz que consumimos en toda la región.
Sobre las tortillas y Guatemala
Revisando fotografías sobre el tema en mis archivos encontré muchas sobre comida guatemalteca, especialmente sobre una de mis comidas favoritas, las tortillas de maíz. Muchas de las fotografías que encontré son sobre manos de mujeres elaborando tortillas palmeadas, colocandolas en un comal y girándolas sin miedo sobre este.
Las tortillas fueron una de las razones por las que visité Guatemala y la razón por la que volví también. Encontrarse con los muchos puestos pequeños en las calles o las tiendas de los tres tiempos donde se venden tortillas todo el día y el sonido de las manos de las personas que las elaboran me parece increíble, un preambulo de la comida que acompaña esas tortillas y aun más porque no es cualquier persona que elabora una tortilla única y exclusivamente con las manos.
El secreto está en el amasado decía un amigo guatemalteco, y pues al visitar Guatemala no pude más que caer rendido ante la maravillosa comida de tradición Mesoamericana, las tortillas. Y es el maíz, uno de mis ingredientes favoritos para trabajar, por todo su significado cultural, social e histórico, por su versatilidad y todas las cosas que se pueden hacer con este grano.
En cualquier calle hay arepas, mucho me recuerda a los 3 tiempos guatemalteco, distintas formas en las que el maíz está presente tanto en forma de arepa a la plancha, rellena, o frita. Son un ícono gastronómico de Sudamérica pero en especial entre Colombia y Venezuela donde hay una historica rivalidad por su origen.
Mismo ingrediente pero diferente
Las tortillas que conocí en Centroamérica y las arepas en apariencia se ven parecidas, la premisa es similar también; un alimento de maíz que se puede rellenar y se come a lo largo del día, pero desde el punto de vista culinario tienen diferencias que podemos mencionar.
Las tortillas, primero son mas delgadas, uno de sus usos es la de ser el vehículo de los alimentos que les pongamos encima, aprovechando su flexibilidad, además de que son elaboradas a partir del proceso de nixtamalización en el cual la cal (dioxido de calcio) que es un mineral que cambia las propiedades de los carbohidratos y los hace digeribles por el cuerpo humano y le permite cambiar de textura.
Las arepas, por otro lado se elaboran con maíz cocido y secado, una molienda más gruesa que deja un acabado mas brilloso en su superficie, no son tan delgadas ya que usualmente van rellenas de diferentes ingredientes.
Ambas tienen origenes indígenas y son consumidas regularmente en distintas regiones de Latinoamérica, sí hablamos de diversidad en la región, la preparacion de productos del maíz es tan diverso como su gente y su cultura.
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